El valor de tu propia fuerza no es nada si primero no vienes de rodillas ante el Señor Jesús, cuando lo has hecho Él te da el valor y te muestra como puedes ser fuerte y salir adelante ante cualquier circunstancia. Cuando todo se torna negro es porque pronto la luz va a salir y va a iluminar nuestro entorno.
El Señor te da la fuerza que tú necesitas para tener un corazón fuerte y lleno de misericordia para perdonar no solamente los errores de los demás sino los tuyos propios, que a veces son los más difíciles de olvidar.
Confía siempre en Jesús y Él te dará la salida que necesitas a tu problema o necesidad. Recuerda que si un problema no tiene solución de nada sirve preocuparse, y si tiene solución tampoco hay de que preocuparse; además sólo el Señor en su gran misericordia es el que puede poner fin a nuestros conflictos ¡del tipo que sean!.
No olvides jamás dónde se ganan las batallas, de rodillas ante la presencia de Nuestro Señor. Jesús es tu guardador, tu proveedor, Él es tu todo, háblale y dile lo que sientes; Él siempre está dispuesto a escucharte y amarte como nadie lo podrá hacer jamás.