Tengo antojo de un refriego entre tus pétalos de piel,
bajo el cobertor candente de tus ojos color ámbar por soles.
Ansío el roce del canto de los labios con el polen
y que nuestras lenguas salivosas produzcan miel.
Toquemos la arena donde las semillas se siembran,
forrando a su vez de agua los volcanes siameses,
para entre gemidos estallar en lava incandescente.