Sentenciado por el embrujo de tus enormes ojos,
este poema nació victima de tu antojo
en las eternas horas que te adueñaste del pensamiento
la sutil caricia en la voz de aquel "te quiero"
dátiles rojos de dolor empañan hoy mis ojos.
Este poema creció bajo el calor de tus manos
pecado sagrado en que ardió nuestra pasión,
los besos que a este prohibido amor has dado
perderé la cordura esta noche por tu adiós.
Este sentir hoy envejece en un paraje de tu dejadez
en la tristeza, el dolor, el olvido, en tu cobardía.
Podrás olvidar cuanto me quisiste alguna vez,
Pero no podrás olvidar cuanto te quería.
Este poema hoy muere bajo tus pies,
en el silencio de esta última rima,
extrañare tus besos, tus promesas,
extrañare tu piel,
todas y cada una de tus caricias.
Hoy me haces perdedor pero he ganado,
podrás besarlo cien mil veces a él,
pero cerrando los ojos soy yo,
son mis besos los que recorren tus labios de seda.
Johan