"Yo amar quisiera la peregrina estrella que mis ojos tantas noches imaginan, no el desierto que a mi voz depara la rara suerte que me presenta el día.
Para qué orar me digo cuando oro, al lado de este muro frío que del viento me protege, si nadie consolar podrá mis ojos que en la soledad se pierden con los días"
Pasar lo vi por este río como sombra encadenada a su destino. Llevaba en su mirada una herida profunda como un valle que en el desierto espera ser nutrido por la lluvia.
Hacia el mar lo vi andando buscando con sus ojos una sombra que a sus pasos guíe hacia otro rumbo que no sea la muerte.
"Te esperé, noble Esperanza en el camino. Pregunté por ti a los que duermen. Grité tu nombre en el desierto, mas sólo el eco de tu nombre, me trajeron las tristes aves que del mar vinieron, huyendo por todo aquello que sus ojos desgraciadamente vieron crecer sobre las aguas de sus mares"
Vi que aves y hombre se alejaban, hacia un lugar donde ambos ignoraban ver el agua que a sus labios prometieron, otros labios, que de esta tierra nunca fueron.