está enviando tinieblas,
recelosa de su marcha.
El Niño Jesús
juega, juega...
jugando estaba en la plaza.
En el taller,
San José puso fin a su jornada.
La virgen
-alma de armiño-
borda y ora, borda y canta.
El Niño Jesús
ya no juega:
mirando está en lontananza.
¿Qué divisará Jesús
que su mirada se apaga?
¿Acaso ve ya la cruz?...
El Niño Jesús ha vuelto
a los juegos de la infancia;
y... juega... juega que juega en la plaza.