No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada: yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas. De diez cabezas, nueve embisten y una piensa. Nunca extrañeis que un bruto se descuerne luchando por la idea. Las abejas de las flores sacan miel, y melodía del amor, los ruiseñores: Dante y yo-perdón,- señores-, trocamos-perdón, Lucía-, el amor en teología. Poned sobre los campos un carbonero, un sabio y un poeta. veréis cómo el poeta admira y calla, el sabio mira y piensa... Seguramente, el carbonero busca las moras o las setas. Llevadlos al teatro y sólo el carbonero no bosteza. Quien prefiere lo vivo a lo pintado es el hombre que piensa,...