Eres la piel profunda, de la vida.
Repartida en cuantos besos incontables,
cuantos caminos falsos hasta llegar a ti
y cuan grande y errante soledad he vivido
de viajes y dolores he regresado.
Para que tú y yo estemos siempre juntos,
juntos, desde la tierra hasta las raíces
porque a ti te forjé en la lucha viva
de mis batallas conmigo mismo.
Amor mío vives en mí
como el canto al amanecer
de un sol taciturno.
Como la planta perpetua y delirante,
como el sonido hueco de la soledad
moribunda aquí en mí pecho.
Así que toca el vals de nuestra noche
y que nadie consiga tregua de tu canto,
has tambalear los cedros con tu voz infinita
para vivas en el horizonte como la piedra
misma que forjo la voluntad inhumana
del amor eterno.
Desconozco el autor