MI CALLE
Mi calle
de las jornadas sucesivas,
cautivas
en sus viejos rincones.
De los instantes
con las miradas distantes,
amortiguada
por siléncios calculados.
Esta calle...
que bebe de mi sangre,
y que roba toda mi suerte,
se funde muriénte
con mi sombra inconsecuente.
Y que me agota los sueños,
abocados,
a un cielo limitado
y por la mirada dibujado.
Mi calle
que calca mi rostro,
monótono,
y que a golpe de poema
tenemos,
el mismo puchero
de alimento.
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