Tierras de Andalucía, de surcos sangrientos, bajo sol del mediodía, arropados por los vientos, talleres de artesanía, inmaculan tus adentros, con rocas de fantasía, y ayes de lamentos. Lunas de torerías, enjaezan tus arenales, sobre casta feligresía, de lutos pontificales, poetas de escribanía, empiedran tus calles, y regueros de sabiduría, forjan tus manantiales. Lienzo de velas rizadas, alabardas de tu hermosura, setos de vegas granadas, paradigman tu cordura, níveas colinas alzadas, flirtean en tu amura, sobre valles de enamorada, sobre rastros de amargura. Verea de trazos errantes, de alamares ensortijados, entre añejos caminantes, de este o aquel lado. Sentimientos de cantes, tus ríos han vadeado, en un ir hacia adelante, y sobre tiempos pacificados. Sucesos ancestrales, recuerdan tus leyendas, por dorados trigales, en lides o contiendas, en canales de vanidades, aprestan su componenda, por si el foráneo no sabe, que tú eres tremenda. Vuelan tus ruiseñores, por un éter satinado, para sueño de pintores, y sobre lienzos trazados, en colorido de flores, y de arroyos plateados, en tierra de descubridores, y para andaluz engendrado.