He visto a sus ojos que imaginan un fruto cayendo de su cuerpo rodando por veredas y caminos creciendo con raíces arraigadas en su pecho.
Yo sentí en la piel la sonrisa y el presagio, la dulce lágrima en la expresión del universo, la esperanza de unas alas que se gestan aprendiendo a volar entre sus sueños.
Yo he visto a una mujer iluminando al mundo con su vientre único faro que la guía único asidero a su presente...
extraña es de ser tierra la alegría y de un satélite amando su creciente.
Yo he visto a una mujer nacer del agua con el mundo ensanchándole el ombligo, como dulce granada que madura, preparando su carne al sacrificio.