Siempre adivinando el sitio
por donde el rencor se cuela
los espejos empañados
guardan los jirones
de mi espalda
El rescoldo
en los ojos
abrasados
la insubordinación
que seca la mirada
estremece los silencios
trata
de zurcir a la inocencia
con el trémulo estambre
de los caminos perdidos
Ahora
el sol se echa atrás
salen las nubes
redondas
a torear la encrucijada
a buscar
las azucenas que me faltan. bautizándolos de credos.
septiembre 9/04
María Eugenia Caseiro