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A mi padre ausente
¿Dónde nace la ilusión del amor, Padre Mío?
Tal vez en una mirada furtiva,
o en una sonrisa soñadora,
que se filtra hacia la profundidad del ser.
Quizás el amor nace a destiempo;
en el sueño seductor de un ideal
que se sostiene a sí mismo
en la línea infinita de la perseverancia.
Yo sé que el amor nace, Padre mío,
como el sol en la mañana.
Nace de imprevisto en el corazón
y se refleja en la pupila
llenándola de una luz incomparable.
Nace igual la saeta invisible
que hiere el corazón desprevenido,
mientras el arquero sonriente,
se pierde en la metamorfosis filosófica.
El amor, como el ave, canta dulcemente
la nostalgia del fuego que te quema
y palpita en cada latido
adquiriendo vida propia.
¿Cuál será su misterio, Padre bueno?
Yo no existía y estaba en ti.
Yo no soñaba, y sin embargo,
estaba en el regazo de mi madre,
como ilusión y capullo escondido
en el jardín inmanente de su ser maternal.
Yo no gemía, pero cantaba en tu regia mirada
y en el latido de tu corazón amoroso.
El amor es mucho más que pasión, Padre mío.
Es el misterio de lo increado;
la inexhaustible fuerza del ser
que multiplica todos los seres.
El amor es Dios, Padre querido.
¡Qué fuerza tan extraordinaria para un corazón sencillo!
La ilusión del amor nace de Dios; su secreto reside en Él.
Tú eres, Padre amado, instrumento de Dios.
¡Qué sencillo es ser padre, en las manos del Padre!
¡Es que existe el amor!
La mujer es el cáliz que lo transforma en materia sagrada.
Y luego, en el tránsito bello del misterio de Dios,
la materia sagrada volverá a ser amor.
La vida es un suspiro presente en el mundo.
Será esencia inmaculada si rechaza el rencor.
Si es duro ser padre, es que el amor
se ha relegado
al afán material del mundo que agoniza.
Yo soy tu hijo, Padre:
el amor que te mira,
el amor que perdona,
el amor que es afable,
el amor que se goza en decirte: "Te amo."
Yo soy tu hijo, Padre:
el amor que sonríe,
el amor que te abraza...
Y como soy tu hijo,
mi alma se entrelaza a la tuya.
Sonríele a mi Padre.
Sonríele a Jesús y al Espíritu Santo.
Diles que los amo.
Sonríele a la Virgen María y dile
que yo también soy amor en su regazo.
Un día partiré tomado de su mano.
Será bello el momento.
Tú sabes que el amor volverá al Amor.
Es un todo increado.
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