LA PERSONA SABIA
La persona sabia cree no sólo en lo que ve con sus ojos físicos y, por lo tanto, ve claro. Ella no se considera como la única que tiene la razón y, por lo tanto, sabe la verdad. Ella no tiene sed de honor, pero las personas le honran. No busca ser una autoridad, pero las personas le siguen. No lucha contra nadie y, por lo tanto, es invencible. (...) La persona sabia se ocupa de todos y, por lo tanto, se vuelve un ejemplo para todos. Es luminosa, pero no busca brillar. No se alaba, pero aun así le respetan. No se enaltece y, por lo tanto, siempre le tienen en mucha estima.
Tao te ching
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