La persona entusiasta o entusiasmada es aquella que es tomada por uno
de los dioses, guiada por su fuerza y sabiduría, y por ese motivo podría
transformar la naturaleza que lo rodea y hacer que ocurrieran cosas.
Sólo las personas entusiastas son capaces de vencer los desafíos de lo
cotidiano. Es necesario por lo tanto entusiasmarse para resolver
los problemas que se presentan y pasar a una nueva situación.
El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla. Es
un estado de fe, de afirmación de sí mismo.
La persona entusiasta es aquella que cree en su capacidad de transformar
las cosas, cree en si misma, cree en los demás, cree en la fuerza que tiene
para transformar el mundo y su propia realidad. Está impulsada a actuar
en el mundo, a transformarlo, movida por la fuerza y la certeza
en sus acciones.
Es necesario creer en uno mismo, en la capacidad de hacer, de transformarse
y transformar la realidad que nos rodea.