Hago una pausa para honrar a quienes han actuado en servicio a otros.
Tomo tiempo en el Silencio hoy para honrar a mis antepasados. Recibo consuelo porque sé que el espíritu de Dios es nuestro vínculo amoroso y eterno. Mi corazón se llena de paz al reconocer mi unidad eterna con toda la humanidad.
En este día de remembranza, reconozco y doy gracias por todos quienes sirven a un bien mayor. El servicio sagrado es una expresión del bien eterno de Dios, el cual bendice por siempre nuestros corazones, nuestras vidas y el mundo.
Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí, pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos.—Romanos 14:7-8
La vida tiene sus altibajos. A veces necesito el consuelo de un amigo o ser querido. Otras, soy yo quien consuela. Bien sea que busque solaz o lo provea, sé que la fuente de fortaleza y paz proviene del interior.
Busco consuelo y fortaleza en Dios. Al centrar mi mente y corazón en la oración, dejo ir cualquier pensamiento, reto o duda y simplemente descanso en la quietud. Tomo conciencia del amor infinito que me rodea y eleva mi espíritu.
Si deseo consolar a un amigo o ser querido, oro para ofrecer las palabras y acciones correctas. Entrego mis preocupaciones a la presencia omnisciente de Dios en mí.
Soy consolado por el amor de Dios, y este amor me permite consolar a los demás.
Muéstrame tu misericordia, y ven a consolarme, pues ésa fue tu promesa.—Salmo 119:76
La ley de acción mental dice: Los pensamientos mantenidos en la mente producen según su g énero . Soy un pensador creativo que es plenamente responsable por sus pensamientos. Así que, al orar, reemplazo pensamientos negativos por positivos.
Cuando alguien ha dicho o hecho algo que me molesta, hago una pausa. Tomo aire lentamente y, haciendo uso de mi mente, borro la ira y ofrezco el perdón. Esto evita que reviva la percibida ofensa una y otra vez. ¡Qué alivio! Al cambiar mis pensamientos, comienzo a vivir en el sosiego que me brinda el perdón.
Perdonar me libera de aquello que pudiera obstaculizar el vivir plenamente en el ahora. Perdono y vivo en el gozo de cada día.
No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados.—Lucas 6:37