Por ARMANDO FUENTES AGUIRRE Cd. de México.
- Este proverbio me entristeció, no sé porqué. Es una antigua sentencia del saber judío, saber en el cual hay gran sabiduría. Dice así ese proverbio:
"Un padre puede sostener a 10 hijos, pero muchas veces 10 hijos no pueden sostener a un padre".
¡Cuánta verdad encierra ese proloquio! Habla, sin mencionar su nombre, de la ingratitud. En él está la historia, mil veces repetida, del padre o de la madre que se afanan por sus hijos y luego reciben de ellos olvido y desamor.
Los seres humanos somos indigentes al principio y al fin de nuestra vida. Primero dependemos de nuestros padres; al final necesitamos a nuestros hijos. Los padres que a sus hijos sostuvieron, y que no pueden sostenerse ya, deben ser sostenidos por aquellos a quienes dieron vida. De ellos han de recibir el pan del cuerpo, si lo necesitan, y el pan del alma, hecho de comprensión y de bondad. No dar ese sustento es cometer pecado contra la vida y el amor.
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