y tus amaneceres sembrando tu confianza.
Te dejo junto al mundo derrotando imposibles, segura sin seguro.
Te dejo frente al mar descifrándote sola, sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas pobres y malheridas, sin mis inmadureces, sin mi veteranía.
Pero tampoco creas a pie juntillas todo, no creas nunca creas este falso abandono.
Estaré donde menos lo esperes, por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano horizonte sin horas, en la huella del tacto, en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido en cuatro o cinco pibes, de esos que vos mirás y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar de tu sueño en la red, esperando tus ojos y mirándote.