Loa a Granada.
Yo, siempre que me levanto, al empezar la mañana, me asomo por la ventana. Ante mí hay tanto encanto, que tengo que agradecer el haber hecho la vida en esta ciudad querida, en la que vine a nacer. Ciudad de cuevas y zambra, de embrujados callejones con flores en los balcones, y la magnifica Alhambra. No se elige el privilegio, es la suerte que se tiene, solo el azar interviene, ningún otro sortilegio. Eso yo se lo agradezco, y lo hago con estos versos que voy creando dispersos y gustoso aquí ofrezco. No lo puedo remediar, escribir de mí Granada, ciudad que sigue embrujada y que es digna de envidiar.
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