Hay experiencias en la vida que satisfacen mi alma y que me guían por caminos de descubrimiento —experiencias que enaltecen mi mente, cuerpo y espíritu.

Al permanecer consciente de la presencia del Espíritu en mí, sé que yo soy un ser espiritual vinculado a la Fuente de todo poder, todo bien, todo amor, y más. Mi conciencia despierta a la totalidad de mi ser, y vivo partiendo de mi vínculo espiritual tanto en asuntos cotidianos como en los críticos.

Es una experiencia total y sagrada que me llena de poder y me vivifica para pensar y hacer lo mejor. Mi experiencia de ser uno con la sabiduría infinita deja más que una impresión en mí. Esta sensación sagrada me inspira a vivir plenamente desde mi identidad divina.

La palabra unidad es sinónimo de armonía. Mas cuando pienso que el mundo es un todo unificado, reconozco que eso no significa que todo sea igual. En un mundo de vida, clima y tierras diversas, percibo mi vínculo y armonía con todas las cosas gracias al Espíritu morador. El amor está presente en todas partes, y toda vida comparte un lazo que va más allá de cualquier diferencia. Recuerdo que yo soy amor, como lo son todas las personas.

Me comprometo a vivir como un miembro de la familia de la humanidad con respeto por toda manifestación de vida. Tomo tiempo para el silencio, la meditación y el servir a otros —para las prácticas que me mantienen alineado con el amor. Vivo en armonía en un mundo diverso.

El Diccionario de la Real Academia define la palabra “evolucionar” como “mudar de actitud, de conducta o de propósito”. En cada persona existe un diseño para el bienestar, la sabiduría, el gozo, el éxito y la abundancia. Un aspecto de este diseño es el ímpetu para ser más.

Como creación de Dios, mi naturaleza es cambiar y crecer según mi diseño divino. Evoluciono tanto de manera humana como espiritual. Para mejorar mi vida, primero debo reconocer mi identidad espiritual. A medida que crezco espiritualmente, entro en contacto con mi esencia verdadera. Me siento honrado por poder expresar las cualidades del Espíritu y agradecido por compartir mis dones con el mundo.

Puede que en el pasado haya tenido la tentación de ir por la vida atemorizado. Quizás haya pensado que vivir con mucho entusiasmo podría amenazar cualquier grado de conciencia espiritual que haya logrado.

Jesús tenía un mensaje distinto y dio un ejemplo diferente. Él vivió osadamente, bien fuera que estuviera enseñando, demostrando o compartiendo una comida con amigos. Él pudo haber optado por una vida de callada contemplación. Mas por el contrario, llevó su mensaje espiritual y radicalmente nuevo al corazón del mundo en el cual vivía.

Al seguir el ejemplo de Jesús, acepto los gozos y retos que vendrán. Como Espíritu en expresión, llevo mi vida con gozo y osadía.