Mi corazón lleva consigo la sabiduría que apoya el pleno desarrollo de mi alma, y que trasciende tiempo y espacio. Puedo confiar en que el entendimiento de mi corazón revelará lo que necesito saber. Al prestar atención en un momento de quietud, recibo la certeza de lo que me corresponde hacer. Tengo la fortaleza necesaria para cumplir con mi cometido.
Me acallo y centro mi conciencia en el latido poderoso y plácido de mi corazón. Me vuelvo consciente de la infinita comprensión con la que cuento. La sabiduría es un don sagrado en el centro de mi ser. En un momento de quietud, me vuelvo receptivo a recibir las respuestas que busco, las cuales serán reveladas a lo largo de mi día. Me sereno en la conciencia de la Presencia divina en mí y mi entendimiento crece.