Solo espero el día
En que pueda sentir tus labios rozando mi piel.
No sabes cómo lo ansío…
No sé qué pensaran mis ojos al sentir,
Esa fragancia tan exquisita que despide tu piel,
Que intimida mi respiración,
Con lo más profundo de tu ser.
La irresistible tentación…
De probar el sublime aroma de tu piel,
Hasta quedarme sin aliento,
Y qué importa…
Te besaré…
Hasta lo más recóndito de tu cuerpo,
Aunque sea mi último suspiro.
Porque es algo que ya no puedo resistir…
Sentir tu piel...
Y oler tu aroma me inquieta el alma...
No me hago la idea de
no estar cerca de ti...
Me faltaría el oxígeno…
Me faltarían tantas razones
para seguir viviendo,
Para seguir respirando,
Porque tú me llenas completamente,
Aún sin haberte besado
al menos una vez.
El deseo es tan grande,
El tiempo tan pequeño,
Pero cuando coincidimos
que importa el universo,
Que importa la distancia,
Solo seremos tú y yo,
Como el sol y la luna,
Como el mar y el cielo.
Porque sabes que me estremeces,
Y me pregunto…
¿Porque tardas tanto en venir a mí?
Sabes que muero por sentir tu aliento,
Sabes que tu mirada me desnuda,
Sin que hagas algo,
Te deseo y te necesito cerca,
Para sentirme viva,
Mira que ya no puedo resistirme,
Este deseo que siento por ti,
Me quema hasta las entrañas,
Por solo tenerte cerca,
Aquí de mi pecho.
Beso sublime…
Que despiertas mis instintos…
Caballero de mil noches,
Caballero de mil suspiros,
Caballero de mil poemas,
Seré alguna vez el motivo
de tu presencia,
La musa que susurre el deseo
que le despiertas.
El Eterno Enamorado