Y te amo en la espesura
de la inconciencia,
sin razón sobre mis motivos.
Señor de cada día y su fiesta,
batalla al filo de mis mañanas
te conozco,
no se de tu piel,
ni de tus manías,
pero vives abrazado
entre mi beso y mis manos
robando suspiros,
alimentando mis desvelos.
Amarte tal cual y saber
que lo entiendes.
Que desde tu distancia
me sueñas.
Alimentas mi sentir
y te miró dos veces.