Te olvidaste y me olvidé. Nos olvidamos.
¿Dónde quedo aquel pensamiento en
nuestros días de primavera?
Luego recordé y sentí frío.
Me esculpe con el tiempo que fuimos,
por qué existimos en el fragmento
de un diario, de nuestro diario.
No nos queda más, que vivir en calendario,
porque al final de cuenta ya prescribió de ser.
¡Qué tonto fuimos!
Nuestro libro con muchas hojas fue,
pero, nuestro diario no.
Al ritmo de una prisa innecesaria,
construimos nuestras propias islas,
y fuimos presos de ellas.
Me estremezco en algunas noches tan repentina,
y me hago mil preguntas, entre ellas,
algunos arrogantes.
Aquel amor,
hacia la inmensidad del tiempo, será de dos.
Y seremos desnudos en pensar,
en delirar, por qué.
Hoy te mando un mensaje a través del viento,
para decirte que hoy escribo.
Que lo hago desde aquel día que te vi
atreves de una ventana,
y que hoy solo veo un río fangoso.