Hacer el amor no es simplemente el roce de dos cuerpos.
No es el eco vacío de una necesidad inmediata.
Hacer el amor conmigo es una entrega,
es desvestir el alma antes de desatar las pasiones.
Porque, cuando alguien entra en mi cuerpo,
no solo se encuentra con piel, sino con sueños,
heridas, deseos y universos que piden ser respetados,
explorados y amados.
¿Sabes lo que es conquistarme?
Es recorrer mi mente antes de intentar tocar mi carne.
Es despertarme una risa genuina, que mis ojos
se iluminen al verte, que mi mente divague pensando
en lo que hay detrás de tus palabras y no
solo en la manera en que me miras.
Porque antes que cualquier beso,
yo necesito sentir que mi espíritu se estremece,
que mi corazón late en una danza que tú has sabido bailar.
Cuando me hagas el amor…hazlo con intención.
No me toques por tocar, sino con la delicadeza
de quien sabe que está trazando un mapa en mi piel.
Cada caricia debe hablar, debe contarme una historia,
debe responder a las miles de preguntas que mi cuerpo guarda:
¿Entiendes mi lenguaje? ¿Sientes mi ritmo?
¿Te pierdes en mi caos?
No me lleves a la cama, llévame al abismo.
A esa frontera donde el placer es tan intenso
que se confunde con la emoción pura.
Llévame a un lugar donde cada gemido sea un eco
de nuestras almas entendiendo algo que las palabras
no pueden abarcar. Si haces el amor conmigo,
no tengas prisa. Explora, siente, conecta.
Quiero que nuestras energías se encuentren
y se pierdan al mismo tiempo.
Pero sobre todo… dame todo de ti.
No medias intenciones, no mitades distraídas.
Cuando estás conmigo, quiero sentir que somos
un todo, un solo latido que rompe los silencios del universo.
Haz el amor conmigo como si fuera la única manera
de darme la vida, como si el clímax no fuera un momento,
sino la creación de algo eterno.
Y cuando todo haya acabado y el eco de nuestros cuerpos
siga respirando en las sábanas… no olvides mirar mis ojos.
Porque es ahí donde verás si realmente
hiciste el amor conmigo: no en mi cuerpo,
sino en el destello de mi alma que sigue bailando,
agradecida por haber sido amada.
Hacer el amor no es solo sentir… es entregarse.
Y yo, cuando amo, lo doy todo.
Pero quien pretenda entrar en mí,
también debe saber darme lo mismo.
Solo así mi caos encontrará calma
y en mi piel quedará para siempre la esencia
de quien fue capaz de tocarme más allá de lo visible.
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