Pensarte es la mejor manera
de amarte de lejos, de recorrer tu piel
con la brisa del anhelo,
de hacer de la noche un susurro
intenso, donde mi alma te llama
con un dulce misterio.
Eres caricia de fuego en mi pensamiento,
un beso suspendido en la bruma
del tiempo, te encuentro en la sombra
de cada deseo, en la tibia nostalgia
que arde en mi pecho.
Imagino tus manos buscándome lento,
deslizándose suaves sobre mi universo,
siguiendo los mapas de cada latido,
leyendo mi cuerpo en un ritmo prohibido.
Tu aliento se mezcla con el viento tibio,
y en mi piel solitaria se vuelve suspiro,
cierro los ojos y ahí estás tú,
como un eco sensual que me habla de amor.
Mis labios recorren la ausencia sedienta,
te dibujan en versos de ardiente paciencia,
y aunque estés lejos, yo te presiento,
como un roce de fuego quemando mi centro.
Cada noche te sueño sobre mi lecho,
te pienso tan fuerte que casi te tengo,
y en ese delirio de amor y de luna,
mi cuerpo te espera, mi alma se une.
Así, en la distancia, te hago mía,
con cada latido, con cada suspiro,
porque pensarte es la mejor manera
de amarte de lejos... y amarte a mi manera.
CÉSAR PINTO MUÑOZ