
No sé, no tengo una jodida idea
de por qué nos encontramos tan tarde. Por qué no en otro tiempo. Por qué no cuando tú no tenías un compromiso
y yo no tenía tantos miedos. Por qué no vi esos ojitos chulos
y esas manos preciosas antes de caer
en las de cualquiera. Dime, ¿Por qué tú en el tiempo equivocado? Por qué siendo tan prohibido, tan lejano,
de todo; menos mío. Si encajamos tan bien en tantas cosas,
menos en la vida del otro. Si a ti te esperan en casa y a mí estás ganas
de querer probar a qué sabe la vida contigo
me traicionan cada que te pienso. Tratemos de encontrar respuestas. No dejes que mi olor, mi recuerdo,
mi cabello, te confundan. Si sabemos que lo de nosotros es tan imposible
como excitante. Jamás te pediría que la traiciones,
sé que también nunca lo querrías hacer. Y está bien, descuida. Es solo que me pesa saber que mi sombra
y las ganas de que sea yo cada que la besas,
son inmensas. Porque no debería ser así. Tú tendrías que seguir felizmente casado,
sin el recuerdo de alguien con estos ojos
tan chulos y toda la energía de bailar contigo
hasta que se cierre el salón. No debimos cruzarnos nunca, pero lo hicimos. La vida nos enseñó que existen personas
imposibles, pero, que como dices tú: —Cuando Dios te permite conocer la gloria,
aunque la roces poquito eres inmensamente feliz— Y así es, así será. Quédate con el olor de mi cabello,
yo con el recuerdo de tus ojos tan bonitos. Nos toca hacer de cuenta que jamás nos conocimos, jamás platicamos, jamás bailamos, jamás nos vimos reír. El encanto termino. Y descuida, que física y sexualmente no le fallaste a nadie. Sigues siendo tanto de ella como aquella noche
antes de que me conocieras. Sigues siendo tan imposible para mí
como antes de saber que existías. Bendita la noche que decidí tropezarme con tu risa
y llamarlo "destino" porque
el universo jamás se equivoca. Aunque nos haya puesto en un tiempo
donde solo nos toca admirarnos de lejos.
-Mariana Dottor.
|