Hoy hasta mí llega
el despertar de una flor de cuchillo
que en su filo muestra pétalos de sangre.
A esta hora en que un vendaval
de rosas amarillas se estremece
y levanta sobre mi piel una tempestad marina
que a borbotones de caricias la envuelve,
mientras, caracolas de espuma misteriosa
entonan la melodía del agua y tiemblan mis labios
cuando el amanecer de tus pechos
provoca esta avariciosa ansia
femenina que me sobrecoge
como una embestida de ternura.
Desnudo igual que un sauce adolescente
que vierte lágrimas de desamor
en la orilla del olvido, así estamos tú y yo
sobre la ausencia, prolongando
en el silencio nuestra voz y como una leve
sacudida que golpea la inmensidad del tiempo,
así regresa caudalosa tu boca de palabras.
Te escucho, y el susurro del viento me libera
de mi exilio interior, después,
me fundo en ti y me introduzco
hasta la realidad de los espejos,
donde mi identidad se refleja
y descubre el pulso de un naufragio.
RAFAEL BUENO NOVOA