TONANTZIN - NUESTRA MADRE
HISTORIA
Rubén Cedeño
Uxmal, México agosto de 1986.
Madre Tonantzin es el nombre que se le daba a “La Madre Divina de América” conocida como la “Emperatriz de las Américas” en el Cerro del Tepeyac en la ciudad de México y cuyo nombre actualmente se conoce como Virgen de Guadalupe y que antes que Cristóbal Colón llegara a América ya se adoraba a la Madre Teotenantzin y esa energía de ese glorioso ser todavía permanece allí y se le hizo visible a Juan Diego cuyo verdadero nombre era “Cauahtlatohuac” que quiere decir “Águila Solitaria”. Actualmente La Madre Tonantzin se venera en un áyate que está en el centro de la Basílica, al pie del Tepeyac. Parte de la historia de la aparición de la Madre Tonantzin aparece en un texto antiguo llamado «Nican Mopohua» y allí se revela Su nombre, Teotenantzin, que quiere decir: "Madre de todos los Dioses".
Múltiples arqueólogos y antropólogos en la actualidad aseveran que el culto a la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac es la continuación al culto de la prehispánica y ancestral Madre Tonantzin. Comentarios sobre el particular se encuentran en el libro El Huracán su Mitología y sus Símbolos del escritor Ortiz Fernando.
El Tepeyac es un campo de fuerza alimentado por siglos de devoción de la gente a la Madre Divina sea esta con la visión prehispanica a Tonantzin o la católica que se instauro en el siglo XVI. La Madre Tonantzin es una entidad que actúa como Emperatriz de las América y recibe devoción de la gente de toda América y hay templos y altares dedicados a ella en cualquier ciudad del mundo. Ella ha sido adorada desde milenios atrás sobre el Tepeyac, y para que su culto no pereciera durante la época de la conquista, en 1531 se perpetuo su culto como la Virgen de Guadalupe.
La Madre Divina se conocía y adoraba en mezo América, específicamente en las culturas Maya y Azteca, pero no bajo la visión católica cristiana de los españoles en la invasión que hicieron después del descubrimiento de Cristóbal Colón.
Cuando llegaron, los españoles destruyeron el Templo que había sobre el Tepeyac dedicado a la Madre Tonantzin. Pero no pasaron cincuenta años que a Juan Diego, que atravesaba ese cerro donde estaba el templo de la Madre se le apareció Ésta y le dijera: “Vuélvanme a hacer mi templo aquí otra vez".
Tonantzin había sido representada en la imagen que hoy conocemos como la de la “Madre Cuatlícue”, que una de sus manifestaciones escultóricas se encuentra en el museo Antropológico de México. En esta forma Ella representa su aspecto "Generador y Consumador del Mundo", por lo tanto su rostro lo forman dos serpientes, símbolo de la energía creadora del Fuego Friccional Kundalini y adornada con calaveras, símbolo de la consumación de lo que Ella misma crea.
Para comprender a la Madre Tonantzin en su representación como Cuatlícue se necesita poseer un alto conocimiento, arqueológico, antropológico, histórico y simbólico para no rechazar lo que aparentemente sería una grotesca imagen. Por eso, Madre Tonantzin esta perpetuada para la eternidad en la forma auspiciosa, hermosa, divina, etérea que tiene como la conocemos en la Virgen de Guadalupe.
La Virgen de Guadalupe es un nombre incorrectamente dado, ya que se sabe, que como le decían los indígenas era Coatlaxopeuy, pero como el Padre Zumárraga, de Extremadura, España le preguntó a Juan Diego: "¿Cómo se llama la Señora con la que tú hablas?". Él le respondió sin mucha dicción "Coatlaxepeuh". Y esto le sonó a él a “Guadalupe” y los sacerdotes católicos de la época no hablaban el Náhuatl y les pareció más fácil decirle Guadalupe, nombre que se parece al de la una Virgen venerada en Extremadura en la ciudad de Guadalupe en España zona de donde venia el Padre Zumárraga. El sacerdote también le dijo a Juan Diego: "Pídele a la Señora que mande una prueba de que Ella se te aparece". Juan Diego fue y habló con la Señora, y Ella le dijo: "Recorta esas rosas, recógelas", y era un lugar donde no se daban las rosas, "colócalas en tu tilma o áyate y llévalas en los brazos a casa del Padre Zumárraga". El indio supuestamente fue y se las llevo al padre y le dijo: "Aquí te manda la Señora". Cuando Juan Diego abrió el delantal, la figura de la Señora estaba impresa en la tilma.
Hay mucho misterio y disputas religiosas alrededor de esto, porque luego le realizaron un examen a la pintura y no encontraron que eso fuera óleo, témpera y no se sabe cómo está pintado. Cuando sacaron una hebra del áyate dicen que estaba pintado por delante y por detrás, o sea que supuestamente no fue trazado por un pincel.
A mediados del Siglo XX, se les ocurrió examinar el áyate y verle los ojos a la Virgen. Llamaron a un oftalmólogo y encontraron que en la pupila estaba reflejada la escena de la aparición, lo que supuestamente la Madre estaba viendo en el momento de mostrarse por primera vez. Recientemente se le practicó otro examen ocular y encontraron que la imagen presenta en sus ojos todos los vasos sanguíneos que tiene una persona que está viva.
Unos dicen que con la energía cósmica extraída de los pétalos de las rosas, que son flores celestiales, la Madre Tonantzin le imprimió al mundo en el áyate o capa de Cauahtlatohuac, su hermosa imagen. Otros expertos científicos han analizado a nivel de laboratorio esta mágica impresión de la Madre, y sólo han llegado a la conclusión que no es ningún material ni técnica pictórica conocida por la humanidad actual y otros contradictoriamente afirman que no es un áyate, sino un lienzo de algodón con una pintura al estilo mexicano del siglo XVI.
Para mas colmo en el año 2002 en que la Iglesia católica consagra a Juan Diego como Santo, salieron serias investigaciones por historiadores y antropólogos diciendo que de Juan Diego no hay ninguna referencia histórica de su existencia. De todas formas el culto y la devoción a la Madre en el Tepeyac es un campo de fuerza creado por la devoción de la gente y esto es algo que nadie lo puede negar, esta allí y se puede ver por cualquiera que lo visite.
Las estrellas que aparecen pintadas en el manto de la Madre son todas las constelaciones que estaban en el cielo en el momento de su aparición, que fue un 12 de Diciembre, día del solsticio de invierno de ese año, el día más sagrado de todo el año. Ella quedó impregnada con la posición de las estrellas y los astros que había en el momento en que apareció.
Una vez un enemigo de la Iglesia y al culto a la Madre Tonantzin, le puso una bomba y explotó, se desbarató el altar, se quebraron todos los floreros pero ni al vidrio, ni a la Madre les pasó nada. Los campos de fuerza energética existen y actúan, aunque los científicos se esfuercen en decir que la aparición del la Virgen fue una mentira.
Dicen que la pintura de la Madre fue llevada a la NASA y se hizo un análisis y hay solamente tres o cuatro cosas que no son originales y que le agregaron a la original; una es un angelito a sus pies, una cruz como un camafeo que tiene en el cuello y los rayos dorados que le salen del cuerpo y que actualmente se ven muy deteriorados.
Por la Calzada de Guadalupe día y noche avanzan procesiones con gente cargando imágenes de la Madre Teotenantzin rodeada de flores, camino a la Basílica - lugar santo- desde la época prehispánica.
Dentro del cuerpo de la Señora Circulata Guardián Silencioso Cósmico está la Señora Vesta Diosa Sol de nuestro Sistema Solar. La Señora Vesta es la Madre de toda vida y existencia en el planeta Tierra. Ella es la Madre Divina para todos los que evolucionamos como humanos. Todas las Madres Divinas que se adoran en la Tierra son hipóstasis de la Madre Sol Vesta. En México se adora a Tonantzin o Guadalupe; en Pekín, a Kwan Yin; en Calcuta, a Kali; en Bolivia, la Pachamama; en Tíbet, a Tara; en Venezuela, la Coromoto; en Argentina, a Luján; y todas son hipóstasis de todo lo femenino en la naturaleza como lo es la Madre Tierra, la Señora Sol Vesta, Ellas son hipóstasis de la Guardiana Silenciosa Cósmica Circulata y de la Madre Divina Cósmica.
El áyate original con la pintura de la Madre Teotenantzin siempre esta allí, resplandeciente, glorioso, iluminado. Decenas de monaguillos vestidos con blusón blanco, falda roja corta y medias blancas a veces cantan música gregoriana en idioma castellano. Mientras tanto, detrás de ellos y debajo del altar, oculto a los feligreses que oyen misa, por cuatro pasillos electrónicos mucha gente circula para ver de cerca el áyate estampado con la Madre Teotenantzin.
El áyate de la Madre permanece imperturbable, con sus ojos vivos y que delante de ellos se ven desfilar por los pasillos electrónicos a hombres de aspecto muy pobre, mujeres abandonadas, grandes damas, jovencitos a la moda, personas que no se saben si son hombre o mujer, algunas lesbianas, otros visiblemente gays, unos ejecutivos, otros que tal vez roban o robaran en su futuro, algunos que cometieron hechos punibles antes de venir aquí, y otros que seguramente consideran que todo es pecado, algunas prostitutas y muchas con hábitos de monjas. La imagen de la Madre permanece inconmovible ante este desfile heterogéneo de personas, como si fuese algo dulcemente homogéneo. La Madre Tonantzin ilumina a todos en la cárcel, el banco, el prostíbulo, el restaurante, el convento, la iglesia, el gimnasio, el hospital, el cabaret, la basílica, la escuela, el cine, el teatro, el parque, la fábrica, el cuartel, la gobernación, la calle y toda la gente que está allí.
Al pie del campo de fuerza del Monte del Tepeyac, se mandó a construir un nuevo templo según los lineamientos de la dispensación cristiana, pero al irse acercando la Nueva Era, se quebraron las bases del antiguo templo para que en la Nueva Era se perpetuara el culto en un lugar acorde a la Edad Dorada. Es impresionante ver el piso quebrado y la iglesia casi cayéndose.
El actual y moderno templo de la Madre Tonantzin es el reflejo del movimiento circular cósmico que impulsa la Madre Divina de la Creación del Universo esto se puede observar en la artística disposición de las lámparas en el techo. En este templo se le da acogida a más de 20.000 personas en un espacio sin pilares que impidan mirar la hermosa pintura con la figura cautivadora de la excelsa Madre. Unos mil pilares subterráneos sostienen la estructura de Luz en forma de gigantesca corona que marca el núcleo del Campo de Fuerza del Tepeyac y alberga un gigantesco estacionamiento en su interior.
El Papa Pío XII tuvo una percepción de la significación que esta Madre tiene para América y afirmo para el cristianismo el día 12 de diciembre de 1945 declarándola “Emperatriz de las Américas”.
Ante la magnificente belleza de la Madre Tonantzin es innecesario hacer reproducciones litográficas que no sean foto fiel del original. Toda imagen de la Madre Tonantzin que sea foto del original es un punto de atracción de belleza, inmenso amor, fuerza y protección.
Desde la puerta de la Basílica, se puede ver la pintura de la Virgen resplandeciente que le sonríe a uno, y nuestro ser se vuelve parte de Ella. Tengo una foto de la Madre que tomé en 1975 sin flash y sin estar iluminado el altar. Sólo dos velas la alumbraban, le pedí el milagro para que la foto saliera, y salió perfecta. En 1988, a raíz del III Congreso de Metafísica celebrado en México, nos quedamos sin un solo discípulo de Metafísica en todo este país; le pedí el milagro y después de siete años volví en 1995, y ahora somos millones en todo México.
Todas las veces que uno llega a México es importante como primera salida ir a saludar a la Madre Tonantzin. Es hermosa su forma, su cara, sus colores, sus ojitos y sus rayos. Ella tiene rayos saliendo de Su Cuerpo como si fuese El Sol, además de un aura mágica de color blanco que la rodea. "Yo quiero ser como el Sol que da su luz a todas las criaturas sin discriminación."
Gracias a la Madre Teotenantzin en los viajes a México donde damos conferencias, asisten mucha gente. Todo lo bueno que me sucede en México se lo debemos a Ella. Por eso al aterrizar en México lo primero que hago es venirte a saludar y lo último que hago es venirme a despedir de Ti, muchas veces llorando te doy la última mirada desde el portón de la Basílica, como quien se desprende de aquel amante sin cuya presencia no puede vivir.
El altar de la Madre Tonantzin con predominio del dorado hace su entronización como Presencia Auspiciante del amanecer de la Edad Dorada de nuestro Padre Saint Germain.
La radiación de la Madre Tonantzin puede ser atraída a través de una magistral obra musical mexicana llamada "Estrellita" del compositor Manuel M. Ponce. El contenido de esta obra evoca a la Madre Tonantzin como la Estrella, reflejo de su manto estrellado que conoce nuestro sufrir y viene en auxilio diligente a disolver todo pensar, proporcionándonos así el Consuelo Divino.
En el fondo del mar en las costas de Acapulco se encuentra una imagen de la Madre Tonantzin irradiando en las profundidades del océano Pacífico junto con los Amados Tranquilidad y Pacífica, la Paz entre el hemisferio Oriental y Occidental. Además de ser toda Madre Divina fuente de emanación de las Aguas Cósmicas de la Divinidad.
La Madre Tonantzin recibe segundo a segundo y en todo lugar de México una continua adoración. Su imagen se encuentra desde los más hermosos templos hasta en las más humildes esquinas, garajes, mercados y plazas de todo el territorio mexicano. La Madre Tonantzin es la patrona más adorada en todo el planeta.
El día 12 de diciembre es el consagrado a la Madre Tonantzin por ser esta la fecha en que se conmemora su supuesta última aparición. En este día infinidad de coros indígenas le ofrecen cantos donde la invocan con el nombre de Tonantzin. Los grupos se pueden reunir poner una imagen de la Madre Tonantzin, leer o explicar esta clase y al final escuchar su Llave tonal.
La Madre Tonantzin se mantiene en la Nueva Era para cubrirnos con su infinito amor y que seamos cada uno de nosotros una estrella más brillando en su manto cósmico.
México es el país de América que amalgama la radiación espiritual proveniente de Norte y Sur América. A través de sus dos penínsulas recibe las radiaciones espirituales de los hemisferios vibracionales del planeta. La Península de Baja California del lado del Pacífico es la receptora de la energía proveniente del Templo de la Iluminación y el foco femenino de la tierra, ubicado en el lago Titikaka en el Perú y efectivamente se encuentra hacia el lado del Pacífico y mirando hacia la plataforma continental suramericana. La península de Yucatán que está ubicada en el océano Atlántico, mira hacia el norte y recibe la radiación de Shamballa cuyo campo de fuerza se puede focalizar precisamente del lado del océano Atlántico de la plataforma continental norteamericana.
La recepción de estas dos magnas fuerzas dan los efectos de atraer hacia América un más rápido surgimiento de la Nueva Edad Dorada. El águila solitaria que muerde la lombriz de las pasiones humanas es el símbolo de México, por lo tanto la Madre Tonantzin no se le apareció a un solo hombre sino a todo el pueblo mexicano.
Con la entrada del Rayo Femenino a la Tierra, la Madre Tonantzin será tomada en cuenta por todo el mundo y discípulos de la Nueva Era. El templo de la Madre Tonantzin en el Tepeyac de la Ciudad de México está unido a la red de templos americanos activados poderosamente por los estudiantes espirituales que viven en sus cercanías como: El templo del Maestro Saint Germain en el Palacio del Propósito del Hombre en el Monte Ávila de Caracas, el Templo de la Amada Borinquen en El Yunque de Puerto Rico, el Templo del Amado Luxar en Maracaibo, el Templo de la Libertad de Boyacá, el Templo de la Iluminación de Los Dioses Merú en el Lago Titikaka, el Templo de la Integración Mundial sobre el Canal de Panamá, el Templo del Doctor José Gregorio Hernández en la Mesa de Esnujaque en Trujillo, el Templo de la Madre Mercedes en Santo Domingo, el Templo de La Paz de los Gobiernos del Mundo sobre San José de Costa Rica, y el Templo de Kenich Ahán de Uxmal.
Madre Tonantzin Emperatriz de las Américas,
cubre con tu Manto de Estrellas
Sur, Centro y Norte América,
sostén en Tus Sagradas Pupilas
el advenimiento de la Nueva Era,
Edad de la Madre, Edad Dorada,
sella para siempre en nuestras vidas
El tenerte como nuestra Amada Madre de Dioses
Tonantzin, Tonantzin Estrella de Luz
Del Cielo Radiante Eres Tu.
Rubén Cedeño.
VIRGEN DE GUADALUPE
Coro
Madre de Dios Tonantzin, Tonantzin
Estrella de Luz Del Cielo radiante (bis)
I
Virgen de Guadalupe Madre de Tepeyac,
Emperatriz de América Luz de la humanidad.
II
Cúbrenos con tu manto de doradas estrellas
bendice a todo América Con tu Paz Y Bondad
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