LA IMAGEN DE LA ESTRELLA
El adviento es tiempo de anhelos y la estrella en el firmamento es una imagen para esto, es el símbolo de la luz divina que irradia en la oscuridad humana.
Durante el adviento adornamos las ventanas de nuestras viviendas con estrellas para expresar nuestro anhelo de protección y de luz, nuestro deseo por lo que puede llenar y satisfacer, de manera más profunda, nuestro corazón, y esto siempre tiene que ver con el amor.
Para San Agustín, el anhelo es un estado de ánimo fundamental de la persona, en todo anhelo terrenal resuena un último anhelo por Dios, y quien reprime su anhelo se vuelve ansioso.
El adviento nos ofrece la oportunidad de convertir nuestras ansiedades otra vez en anhelos, y cada uno de nosotros conoce cuáles son sus dependencias interiores. El truco consiste en que las miremos con exactitud y descubramos en ellas el anhelo, el cual nos enseña lo siguiente: nuestro verdadero deseo va mucho más allá de lo cotidiano y lo común, ya que finalmente está allí el anhelo por el paraíso perdido, y esto no es ninguna expresión de inmadurez o regresión, más bien señala la idea de que sólo podemos enfrentarnos a la batalla de la vida, cuando estamos dentro de nosotros mismos. Y somos nosotros mismos, cuando percibimos el secreto que vive dentro de nuestro interior.
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