¿SABES DAR
GRACIAS A DIOS?
GRACIAS, SEÑOR,
por la paz, la alegría y por la unión que los hombres, mis hermanos, me han
brindado, por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron, por esa mano
oportuna que me levantó.
GRACIAS, SEÑOR,
por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron, por esos oídos que me
escucharon, por ese corazón de amistad, cariño y amor que me dieron.
GRACIAS, SEÑOR,
por el éxito que me estimuló, por la salud que me sostuvo, por la comodidad y
diversión que me descansaron.
GRACIAS,
SEÑOR,... me cuesta trabajo decírtelo,... por la enfermedad, por el fracaso, por
la desilusión, por el insulto y engaño, la injusticia y soledad por el
fallecimiento del ser querido. Tú lo sabes, Señor cuán difícil es fue aceptarlo;
quizá estuve a punto de la desesperación, pero ahora me doy cuenta de que todo
esto me acerco más a Ti. ¡Tú sabes lo que hiciste!
GRACIAS, SEÑOR,
sobre todo por la fe que me has dado en Tí y en los hombres; por esa fe que se
tambaleó, pero que Tú nunca dejaste de fortalecer, cuando tantas veces encorvado
bajo el peso del desánimo, me hizo caminar en el sendero de la verdad, a pesar
de la oscuridad.
GRACIAS, SEÑOR,
por el perdón que tantas veces debería haberte pedido, pero que por negligencia
y orgullo he callado.
GRACIAS, SEÑOR,
por perdonar mis omisiones, descuidos y olvidos, mi orgullo y vanidad, mi
necesidad y caprichos, mi silencio y mi excesiva locuacidad.
GRACIAS, SEÑOR,
por dispensar los prejuicios a mis hermanos, mi falta de alegría y entusiasmo,
mi falta de fe y confianza en Ti, mi cobardía y mi temor en mi
compromiso.
GRACIAS, SEÑOR,
porque me han perdonado y yo no he sabido perdonar con la misma
generosidad.
GRACIAS, SEÑOR,
por indultar mi hipocresía y doblez, por esa apariencia que con tanto esmero
cuido, pero que sé en el fondo no es más que engaño a mí mismo.
GRACIAS, SEÑOR,
por disculpar esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé y esas
manos que no tendí y esa mirada que desvié, esos oídos que no presté, esa verdad
que omití y ese corazón que no amé.
GRACIAS, SEÑOR,
por esa protección con que siempre me has preferido y te suplico muy
encarecidamente por tu amor, disculpes mi silencio y cobardía.
GRACIAS, SEÑOR,
por todos lo que no te dan gracias, por los que no imploran de tu ayuda y por
los que no te piden perdón, no abandones las obras de tus manos, y que llenes mi
vida de esperanza y generosidad. Sr. Hágase tu voluntad y no la
mía.
de la red
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