Bajando la Cuesta

Según mi ciencia y saber,
pasa el tiempo y sin embargo,
jamás nos pasa de largo
y tenemos que ceder.
En esto de envejecer
te vas poniendo canchero;
por este desfiladero
pasan todos, nadie escapa:
payadores, reyes, Papas,
vamos rumbo al matadero.
La vida es un laberinto
con salidas programadas,
en donde el todo y la nada
son capítulos sucintos.
El mundo es un variopinto
con destinos asignados;
poca gente en los estrados
y mucha en las graderías,
donde grandes mayorías
lo miramos de parados.
Por ello buscar la estrella
en forma casi obsesiva,
es perder la perspectiva,
la dirección o la huella.
Quien nuestro destino sella
es un tata Dios virtual;
si lo nuestro es temporal
y la existencia es escueta,
al doblar la servilleta
diría Minguito: segual.
Estando así “de prestado”
en el valle de los vivos,
el carácter transitivo
no debe ser olvidado.
Cuando nos haya llamado
el que rompe la piñata,
al pie de la escalinata
con nuestro pasaje de ida,
demos gracias a la vida
a manera de posdata.
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