No sé... las
cosas estaban tan difíciles con vos... me pareció que no
me querías más,
que yo ya no te importaba. Me volví loco. Tenía que
llamarte la
atención... pensé que podía manejar la situación y caí en
mi propia
trampa. ¿Te sirvió? ¡Me horrorizó! No quiero recordar los
detalles de esa
historia; podría parecer un alarde de imaginación
tortuosa,
enfermiza. Me basta con saber que nada pudo destruir lo
esencial. Que
lo sagrado siempre quedó conmigo, y tuvo que regresar
para
recuperarlo... Acaricié su cabello suave. Besé sus párpados.
Sus mejillas
mojadas. Nunca estuvimos tan cerca como en ese momento.
Nunca nos
miramos tan hondo durante tanto tiempo. Tan hondo, tanto,
tanto, que vi
cuando sus ojos recuperaron aquella luz perdida. Venía
del fondo,
creciendo como un incendio: llama tibia, fogata, hoguera,
sol. Amaneció
su vida.
Amaneció mi
vida. Y no es que no doliera, ni que no hubiese existido
la noche antes
de ese amanecer... sino es que el amor... ay, el amor...
Poldy
Bird
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