De una investigación de psicólogos de la Universidad del Oeste de Ontario (Canadá), se desprende que

De una investigación de psicólogos de la Universidad del Oeste de Ontario (Canadá), se desprende que

¿Siente que a su vida le falta algo nuevo que la dinamice pero ignora en qué consiste esa estimulante novedad?. ¿Necesita reavivar la pasión amorosa de otros tiempos con su pareja?. ¿Le gustaría encontrar la forma de hacer su trabajo más agradable o incluso encontrar otro?. ¿Desea dar un aire nuevo a sus actividades domésticas pero no sabe cómo hacerlo?. 

Aunque conciernen a diferentes esferas vitales, todas estas situaciones de bloqueo y aparentes callejones sin salida pueden resolverse con la ayuda de la creatividad, ese talento que todos poseemos, pero que a menudo tenemos aletargado por falta de entrenamiento y que se define como la facultad o capacidad de crear ideas, obras o situaciones nuevas y singulares.

Habitualmente, se afirma que la creatividad es hija de la experimentación, del talento y de la espontaneidad, y que para ser una persona creativa también hace falta, según los expertos, una buena dosis de osadía, de innovación y de apertura mental.

UN DON EXTRAORDINARIO

Todo ello puede inducir a pensar que la creatividad es un don extraordinario solo reservado a los grandes personajes, superdotados o genios, y que el resto de la gente debe conformarse con seguir el camino trazado por otros.

Llevadas por esta falsa creencia o persuadidas por otras ideas erróneas, arraigadas en una cultura popular que privilegia lo seguro, conocido y esquemático, como que “ya está todo inventado” o “más vale malo conocido que bueno por conocer”, muchas personas ni siquiera intentan desarrollar su lado creativo. No obstante, todos podemos ser creativos si nos lo proponemos.

Según el psicólogo argentino Abel Cortese, uno de los mayores expertos latinoamericanos en inteligencia emocional y aplicación de la creatividad para mejorar la vida y resolver conflictos, “cada una de las facetas de nuestra realidad (trabajo, amistad, amor, espíritu) se enriquecerá si le damos un toque creativo y de buen humor”.

Coincide Cortese con Alex Osborn, el publicista que inventó la técnica de la tormenta de ideas para estimular el pensamiento creativo, en que "todo el mundo posee cierta capacidad creativa, pero la mayoría de la gente no ha aprendido a utilizarla".

“Una persona creativa es capaz de demostrar mayor originalidad que otras. En este contexto, la originalidad consiste en la aptitud para dar respuestas insólitas a las preguntas, o soluciones atípicas a problemas específicos”, según este experto, que propone una serie de ejercicios prácticos para conseguir ser más original.

El psicólogo argentino propone “mirar con nuevos ojos las cosas que son cotidianas y viceversa. Por ejemplo, imagine que es un ser extraterrestre que nunca ha visto un plátano y se encuentra una de estas frutas partida por la mitad. ¿Cómo la describiría? Después, piense en una actividad singular como levitar, y descríbala como si la llevara a cabo todos los días”.

Según expone Cortese, en la revista especializada ‘Psicología Práctica’, no hay que desechar ninguna idea por errónea que parezca, porque “a veces una idea o sugerencia insólita puede ser más valiosa que otra aceptada. Es mejor producir muchas ideas, aunque algunas sean equivocadas, que no decir nada nuevo”.

Para ello puede ensayarse con un grupo de amigos, la técnica del “brainstorming” (tormenta de ideas) consistente en cada uno diga lo primero que le viene  a la mente aunque sea disparatado, para después pulir la conclusiones y hacer una original mezcla entre lo extravagante y lo posible.

“La creación resulta divertida porque es un juego, dado que implica mezclar todos los elementos disponibles para recrearlos, combinarlos de manera diferente, haciendo algo nuevo. Así, cuanto más nos divirtamos, mejor estaremos ubicados en la vía del proceso creativo”, señala Cortese, el director del portal de Inteligencia Emocional (www.inteligencia-emocional.org).   Para resolver un problema de forma creativa, este psicólogo propone ponerse a jugar sin buscar resultado alguno, e incluso sin relacionarlo con el tema que preocupa. “Por ejemplo, a una situación tensa, hay que aplicarle el sentido del humor, dado que con este recurso la mente avanza y retrocede entre la forma obvia de contemplar la cosas y la forma inesperada, la cual brinda nuevas ideas”

EN EL BUEN CAMINO

Esta última propuesta de Cortese, que podría sintetizarse como “si se divierte y se siente bien es que va por el buen camino”, ha sido reforzada recientemente por la evidencia científica, aportada por una investigación de psicólogos de la Universidad del Oeste de Ontario (Canadá), según la cual quienes buscan la inspiración creativa deben intentar ver el lado amable de la vida.

Los investigadores canadienses utilizaron vídeos y música felices o tristes para crear distintos estados de ánimo en un grupo de personas y comprobaron que aquellas que tenían un estado de ánimo alegre tuvieron una actividad mental más creativa y abierta a aprender y desarrollar nuevos modelos de pensamiento, que aquellas con estados de ánimo afligidos o neutrales.

"Si tiene un proyecto sobre el que desea pensar de forma innovadora o tiene un problema que debe sopesar con cuidado, estar en un estado de ánimo positivo puede ayudarle a lograrlo", ha señalado uno de los autores del trabajo, el estudiante de postgrado Ruby Nadler, de la Universidad del Oeste de Ontario.

Nadler y sus compañeros de equipo, que creen "que la gente intenta inconscientemente ponerse en un estado de ánimo positivo", emplearon en su estudio una pieza muy animada de Mozart y el video de un bebé que reía, para inducir un ánimo positivo en los participantes, pero cada persona puede recurrir a sus músicas e imágenes alegres preferidas y más estimulantes para levantarse el ánimo a si misma, y ser más creativa.