Mujer deshabitada... Paseo la locura, hablo con mi delirio tiritando y cansada. Ah! delirio infinito, tu tez, acomodada, entre todas mis cosas forjas tu arquitectura.
El fruto de mi mente se engrandece y madura en hordas de recuerdos de cuando fui tu amada el tiempo difumina tu imagen azulada que guardo entre las telas del cajón de costura.
Sólo mi pensamiento, mi pensamiento solo, frágil y acorralado por tiempos que se fueron; sólo yo y mi delirio, y en el pecho un gladiolo
del color de la tarde con los ojos abiertos, espera con tus besos el agua en que crecieron sus flores, mas no llega: sus pétalos caen muertos.