Rebeldes libios toman por asalto el principal cuartel de Gadafi

Foto AP/APTN
Combatientes rebeldes celebran después de ingresar al cuartel principal de Moamar Gadafi en Trípoli, el martes 23 de agosto de 2011, en esta imagen tomada de televisión. (Foto AP/APTN)

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Combatientes rebeldes patean la cabeza de una estatua de Moamar Gadafi después de ingresar a su cuartel principal en Trípoli, el martes 23 de agosto de 2011, en esta imagen tomada de televisión. (Foto AP/APTN)

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Un camión insurgente que lleva una ametralladora pesada pasa frente al complejo residencial del líder Muamar Gadafi en el distrito de Bab al-Aziziya, en Trípoli, el martes 23 de agosto del 2011. (Foto AP/Sergey Ponomarev)

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Un rebelde libio reacciona mientras avanza al frente de batalla durante un enfrentamiento en Trípoli, la capital de Libia, el martes 23 de agosto de 2011. (Foto AP/Sergey Ponomarev)
TRIPOLI (AP) — Rebeldes libios tomaron por asalto el martes el principal cuartel de Moamar Gadafi en Trípoli tras encarnizadas batallas con fuerzas oficiales, pero el autocrático líder se negaba a rendirse a pesar del asombroso avance de los insurgentes.
Centenares de combatientes llegaron al área, llevándose cajas enteras de municiones y disparando sus armas al aire en gesto de celebración. Varios jóvenes le arrancaron la cabeza a una estatua de Gadafi y la patearon por el piso, hasta que uno la alzó sobre sí mientras sus compañeros bailaban y gritaban eufóricamente.
Ardían fieras batallas antes de que los rebeldes tumbaron los portones verdes del cuartel en medio de un tiroteo intenso. El cuerpo sin vida de un soldado leal a Gadafi, con su cráneo abierto y ensangrentado, yacía en el suelo de una de dos tiendas de campaña utilizadas para mítines de simpatizantes gadafistas. La otra tienda de campaña se estaba incendiando.
A pesar de la euforia, se desconocía el paradero de Gadafi.
Kirsan Ilyumzhinov, presidente de la Federación Mundial de Ajedrez y que conoce bien Gadafi, dijo que habló el martes por teléfono con el dictador e insistió que sigue en Trípoli.
Ilyumzhinov, recibido en julio por Gadafi en Libia, dijo en una entrevista con la agencia noticiosa Interfax que el mandatario le llamó hacia las 6 de la tarde (1400 GMT) del martes y le dijo que estaba "vivo y bien y que seguía en Trípoli".
El secretario de Relaciones Exteriores británico William Hague declaró el martes que quedaba claro que los insurgentes han logrado "avances importantes ... pero la situación aún no está asegurada ni en orden".
Los rebeldes "han luchado hasta alcanzar la entrada del complejo de Gadafi, esa es una hazaña histórica", dijo Hague al canal Sky News. "No se ha acabado, pero son los últimos estertores de este régimen despreciable".
El extenso complejo, muy dañado por los bombardeos de la OTAN, es el símbolo más sobresaliente de los 42 años de dictadura y su caída, un día después de entrar los insurgentes en la capital libia con gran celeridad, ocurrió pese a los bolsones de resistencia y lanzamiento de cohetes en la capital.
No quedó en claro si Gadafi o los miembros más cercanos de su familia se encontraban en el recinto cuando fue tomado por los insurgentes, aunque la encarnizada batalla hizo pensar a algunos que el dictador podría encontrarse dentro.
Otros rebeldes se aglomeraron en torno a la antigua residencia de Gadafi, la que fue bombardeada por Estados Unidos en 1986 en represalia por el atentado con bomba contra una discoteca de Alemania en que dos militares estadounidenses murieron. Un hombre se encaramó a la escultura, erigida después de ese bombardeo, de un puño estrujando a un avión de combate estadounidense.
Wael Abu Khris, de 35 años, un agente de transporte naviero de Trípoli que se incorporó a las filas rebeldes, caminaba por el complejo empuñando un fusil Kalashnikov.
"Esta es una gran satisfacción, al fin nos hemos librado de este dictador. Libia es finalmente libre, ¡No más Gadafi! Es hora de una nueva Libia que brille y progrese".
Abdel-Aziz Shafiya, de 19 años, caminaba por una de las carreteras principales del recinto con un lanzagranadas en una mano y un fusil automático Kalashnikov en la otra. El joven, de la ciudad de Misrata, dijo sentir "una explosión de alegría".
"He perdido amigos y familiares y ahora puedo caminar por la casa de Gadafi", dijo. "Muchos de mis amigos han muerto y ahora eso tiene valor".
La batalla por Bab al-Aziziya, en la que fueron utilizados morteros, ametralladoras pesadas y baterías antiaéreas, ocurrió horas después que el hijo de Gadafi y aparente heredero, Seif al-Islam, apareciera en público para desmentir las declaraciones de los insurgentes de que había sido capturado.
Su sorpresiva aparición pareció resaltar la posibilidad de que Gadafi montara una contraofensiva aunque dé la impresión de que pierde por momentos su poder.
Seif al-Islam, quien era visto como el sucesor de Gadafi, se presentó el martes por la mañana en el hotel Rixos, donde los periodistas extranjeros se alojan en Trípoli, cuidados de cerca por gente del régimen. Llevó a reporteros en su convoy a partes de la ciudad que siguen bajo el poder del régimen.
Reporteros de The Associated Press estaban entre los periodistas que lo vieron y fueron al recorrido. "Vamos a ir a los mejores lugares de Trípoli", dijo Al-Islam a los reporteros.
El recorrido llegó a las afueras del complejo Bab al-Aziziya.
Además de Seif al-Islam, los rebeldes habían afirmado que tenían bajo custodia a otros dos hijos de Gadafi, pero eso no ha sido verificado.
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Los periodistas de The Associated Press Rami al-Shaheibi en Bengasi, Maggie Michael en El Cairo y Mike Corder en La Haya contribuyeron a este despacho.
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