Y después el cielo se tiño de gris borrasca de ilusiones se obnubiló desde las profundidades de lo incierto mano invocante del suplicio -placer esquivo-
y después se abandonó -fauces de lo ignoto - temor irreconocible a la remembranza ahuyentó fantasmas del presente se erigió lumbre del sendero lamió sus propias heridas invocó la suprema tibieza de un lecho vacío sin hallar la paz se aferró a la muerte.