EL JIMAGUA

AL HERMANO GEMELO

Cuando te visitaron las mariposas de oro
Las mariposas con alas de oro rodearon
todas las esquinas de ese frío cuarto
Andaban todas en búsqueda de un ángel
que adornara los cielos y sus montes blancos.

Entonces se preguntaron ellas en un verso
este joven ya tenía las alas puestas
pero no aquellas que dictan el tiempo
que se detiene a saludar a la eternidad.

Sus alas son plateadas al tesón de otro verso
la vida se derramaba en ellas, se estaban moviendo;
levemente al compas de los electros en su pecho
lo importante es que se mueven repitieron.

Entonces volaron ellas a la torre de mi sufrir
y me adornaron de paz mi desespero
y entonces coronaron mi angustia de paciencia
me dijeron; escucha nuestros versos,
tu copia aún respira un tornado de vientos.

Entonces a las mariposas canté mi lamento;

Hermano,
una sola lágrima pudiera inundar
este desierto de saberte tan enfermo
no puedo gritar si es mi garganta
enredada en tanto sentimiento.

Copia permíteme siempre ser tu aliento
escucha mi voz, no dejes se te vaya lejos
y permíteme poder escuchar tu palpitar
y con tus latidos hazme un concierto,
que como siempre en primera fila he de estar.

Pues mi camino sin ti sería uno obscuro
que hoy necesito la luz de tus ojos en descanso
dame una solo mirada, por favor ábrelos.
Te espero pues gemelos seguiremos siendo
no hay condición que nos logre separar
las mariposas de oro resignadas se fueron
no es tu tiempo, anda, déjame verte despertar.

Gritar no quiero si es la esperanza
dominando este agobiante tormento.

Hoy tuyo es el poder hermano, y para mí
Eres el más grande ejemplo.

Escrito y publicado con la tinta del alma por:
Francisco Cartagena Méndez, El Jimagua

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