Para vivir en paz hay que comenzar por entender que en el juego que jugamos, las caídas y las derrotas no cuentan... Para vivir en paz hay que empezar por disfrutar del silencio... Y entender como un deber, el olvidar las recetas dadas, el mapa trazado y las vías de seguridad...
Para ser feliz, entonces, bastará con tener paz, con desear la vida, con apreciar el regalo de sus esencias, entender que el mundo no es sólo ancho, sino diverso y que no todo está dispuesto matemáticamente para complacernos...
Y así, al final, aceptaremos que para vivir en paz tenemos que entender, solamente, que como prisioneros de la vida misma, estamos irremediablemente condenados A VIVIR EN PAZ.
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