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General: POEMAS DE GUILLERMO HASKEL
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Réponse  Message 1 de 2 de ce thème 
De: RADIOPIPOLLSINFRONTERA  (message original) Envoyé: 16/03/2012 04:48

Botticelli (poema de Guillermo Háskel)

En la concha

marina

Simonetta

te hizo suya

para lo eterno

Sandro

de cortezas

de granadas

encendidas

llamarada

por la brisa

enzarzada

en cabellera

y aún más

que madura

adolescente

tu monte

eclipsa

de Venus

pubescente

que cápsula

de ámbar

atesora

si bien es cierto

que al momento

no prospera

non avere paura

Simonetta

que en el lienzo estás

del pintor

no en mortaja

y no ofende

por tanto

tu hermosura

el hálito pleural

tuberculoso

que a los años

veintidós

de tu existencia

marchitó

tu florida

Primavera

y en un huerto

de papas

y marquesas

tu valva encalló

triste combleza

y habrás de saber

porque lo escribo

si es que aún

toda

vía

no sabías

que a tus pies

al abrigo

en su calzado

de acendrado

y amoroso

terciopelo

yace

y vela

tu sueño

y en su desvelo

espera

Alessandro

di Mariano

Filipepi

non indarno

sí detto

il Botticello

Poeta argentino

Derechos reservados

guillermo_haskel@hotmail.com



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Réponse  Message 2 de 2 de ce thème 
De: RADIOPIPOLLSINFRONTERA Envoyé: 16/03/2012 04:51

Este poema es del invierno del año 2008. Comencé a escribirlo en el breve trayecto de regreso en el colectivo 64 desde el diario en que trabajo como periodista hasta casa, a unas ocho cuadras del Congreso argentino, en base a información de un fascículo de pintura que venía leyendo.

Para mis parámetros, tardé bastante poco. Quizá dos tres meses y quizás dos o tres docenas de borradores. No diré, por pudor, los títulos que barajé antes de haber optado finalmente por el que lleva: “Botticelli”. Baste decir que eran ridículos.

Estas que hago aquí son meras anotaciones misceláneas, comentarios que uno suele hacer entre amigos y que mayormente quedan luego relegados al olvido. Y escribo esto porque en lo que a mí respecta, me gustaría tener la mayor cantidad de detalles posibles sobre las circunstancias que rodearon el origen de los poemas de mis poetas preferidos, si más no sea por mera curiosidad, y porque por analogía supongo que a alguien, eventualmente, pueden llegar a interesarles.

Además, me parece que hasta pueden llegar a ser de utilidad para algún poeta novel.

Hago también algunas aclaraciones que pueden ayudar a “entender” el poema.

Respeto la opinión de quienes afirman que la poesía “no debe ser explicada”, que tiene un valor per se. Pero discrepo con ese concepto. Porque si eso fuera así, uno debería poder leerle el poema a un extranjero que no hablase castellano y éste debería estar en condiciones de juzgar de la bondad o maldad de la poesía de marras. Y no me parece que sea así. Algo similar sucedería si quien lee el poema es un analfabeto funcional que entiende el sonido y la pronunciación de las palabras pero muchas veces no su significado. Y menos aun cuando están combinadas con otras palabras formando frases.

Creo que muchos de quienes defienden el concepto de que la poesía “no se explica” no tienen en cuenta que al recitarla se nos pasa muchas veces por alto el supuesto básico de que el oyente entiende el idioma. Y todo idioma es un sistema de códigos. En última instancia, lo que hago con estos comentarios es agregar algunos códigos más al sistema. Pero queda claro que se parte de un sistema básico.

Por otro lado, no veo que las “aclaraciones” quiten o añadan encanto o desencanto al poema.

San Juan de La Cruz hace extensísimas glosas de sus poesías, glosas que después de leídas no me hicieron tener esos poemas en menos. Por el contrario, en algunas ocasiones me llevaron a tenerlos en más.

En el fascículo que he mencionado decía que Simonetta Vespucci, pariente de Américo Vespucio, fue la modelo que posó, entre otros retratos, no sólo para El Nacimiento de Venus sino, además, para la figura principal de La Alegoría de la Primavera, del mismo pintor poeta, y me parece que aun para otros pintores.

La escueta información daba cuenta de que Simonetta era amante de no recuerdo qué príncipe y que murió de tuberculosis a los 22 años. Decía también que Sandro (Alessandro) estaba profundamente enamorado de ella y que murió 40 años después, soltero, pidiendo ser sepultado a sus pies. Investigué bastante pero no logré confirmar si, más allá de su pedido, fue efectivamente sepultado a los pies de Simonetta, hasta que decidí parar la pesquisa y escribí el poema como si efectivamente así hubiese sido. Tampoco encontré información de que ella estuviera enamorada del pintor.

Considero a este poema muy argentino. Fundamentalmente por su verso inicial: “En la concha”.

Más allá de su significación de “caracola”, la palabra “concha” se usa en Argentina, aunque también en otras regiones, para designar las partes pudendas femeninas. Es palabra generalmente tenida por muy vulgar y grosera, aunque en las últimas décadas ya no está rodeada del tabú de antaño. Curiosamente, me he encontrado con gente de otros países, incluso de alto nivel intelectual, que ignoraba esta acepción argentina de la palabra, de modo que la alusión sexual de ese primer verso les pasaría seguramente desapercibida. Dificilísimamente se encontrará en Argentina mujeres bautizadas como “Concha”, nombre tan común en España y México.

Adrede dejé el adjetivo “marina” solitario en el segundo verso, para que tanto pueda referirse a la concha o valva de la que la diosa del amor nace en el mar, o a la misma Simonetta, en una alusión a su pertenencia a una familia de navegantes.

En el poema le hablo a Simonetta, pero el homenaje es para Botticelli.

Digo que el pintor la “hizo suya”, expresión que se utiliza para la consumación del acto sexual, pero pretendo al mismo tiempo haber sublimado el hecho con la eternización.

El poema se “lee” más fácilmente si se tiene a la vista el cuadro maravilloso en que el pintor parece haber presentido el tristísimo final que le aguardaba a su amada, ya que antes que diosa rozagante nos la muestra con una palidez de muerte, sobrecogedora advertencia de la fugacidad de la vida y la belleza. Es casi un retrato post mortem.

Nos pinta su melena de una intenso naranja que se me ocurrió el color de granadas que se consumen en su propio hoguera. Igualmente adrede separé las palabras “llamarada / por la brisa” para que el adjetivo “enzarzada” pueda aludir tanto a la llamarada como a la brisa. Y lo de “enzarzada” es referencia a la “zarza ardiente”, alegoría, para mí, a la vez bíblica, y mística, de la femineidad.

Lo de “aun más / que madura / adolescente ” no se notará si se escucha el poema recitado, pero leyéndolo con los ojos se distingue entre “quemadura” y “que madura”.

El extremo del cabello de Simonetta, exquisita y pudorosamente le cubre el Monte de Venus. De allí lo de “eclipsa”, alusión cósmica al planeta. “Pubescente”, una vez más, es una referencia a la temprana edad de Simonetta.

Parece claro que la “cápsula de ámbar” es el útero. Y digo que “al momento / no prospera”, es decir, que en mi poema no está embarazada, si bien Simonetta aparece con el vientre sutilmente abultado. Ignoro si ella estaba o no embarazada, pero en mi poesía reservo la gloria de la concepción para el día de la resurrección, cuando se una en matrimonio con Sandro.

Luego le digo en italiano “non avere paura” (“no tengas miedo”) que el lienzo sobre el que ahora sos inmortal es el del pintor, una alusión a unas sublimadas sábanas del lecho. Y sigo diciéndole que por tanto no tema al hálito de la tuberculosis que encarno en el Céfiro que sopla desde la parte izquierda de la pintura. Y le digo también que esa enfermedad marchitó su “Primavera”, con P mayúscula, tendiendo un puente entre esta pintura y la otra mencionada más arriba.

Después, le digo que tras navegar por la mar en su frágil embarcación, ésta vino finalmente en encallar en un huerto de papas, en una doble alusión a un cementerio donde ahora, quizás después de su muerte por tuberculosis, crecen papas (patatas) que son, al cabo y fin, tubérculos, y a los sumos pontífices, en referencia al ambiente social en los que se movía. En ese huerto-cementerio es donde vino a encallar su “valva” tras su peripecia marina (nueva referencia a su familia de navegantes), expresión con la que he querido aludir a su vida sexual.

“Combleza,” que etimológicamente significa “la que comparte el lecho”, es palabra extrañísima.

La vi una sola vez en mi vida, en la Vida de Pericles, en las Vidas Paralelas, de Plutarco. Y me quedó grabada. Tiene la misma significación que “manceba”, en su acepción de “querida”, “amante”, y de hecho la misma métrica y la misma rima final e-a que “combleza” no obstante lo cual opté por la que opté. Porque antes que para nadie escribo para mí. Y en mi espíritu resonaba “combleza” y la dejé por más rebuscada que sea y a pesar de tener una palabra sustituta “potable.”

Seguidamente, le anuncio, por las dudas de que no lo supiera aún (toda / vía es un italianismo) que Sandro está sepultado a sus pies, velando su sueño, y aguardando el día de la resurrección, para desposarla.

Hacia el final del poema menciono al pintor por su nombre completo y digo “Non in darno sí detto il Botticello”, que significa “No en vano llamado el zapatero”, precisamente, por estar sepultado a sus pies y sus zapatos, alusión al apodo de Botticelli (zapateros) con que se conocía a su familia de oficio zapatera.

La expresión “indarno” (que hasta hoy yo escribía erróneamente en forma separada “in darno”) la tomé de un breve poema de Miguel Angel que leí hace décadas en una biografía suya escrita por Romain Rolland y que jamás he vuelto a encontrar hasta que hoy un amigo me lo envió desde España.

Chi qui morto mi piange indarno spera,

bagnando l’ossa e ’l mie sepulcro, tutto

ritornarmi com’arbor secco al frutto;

c’uom morto non risurge a primavera.

Aquel que muerto me llora en vano espera,

bañando los huesos y mi sepulcro, todo

retornarme como el árbol seco al fruto:

que un muerto no resurge en primavera.

En esa biografía, había algunos otros versos breves de Miguel Angel que tampoco he podido hallar y que cito de memoria, seguramente con muchos errores de ortografía.

Oimé! chi io son traditto / da’i giorni miei fugacci / e d’allo specchio

Ay de mí ! que he sido traicionado / por mis días fugaces / y el espejo

Y otro que dice más o menos, según recuerdo, que la memoria es potencia vil:

Tre pettre nelle resicca (tres piedras en los riñones),

Y en base al cual le escribí un poema a Miguel Angel.

Agradecería si alguien tiene noticia de estos poemas, que me le hiciera llegar.

Vuelvo a Botticelli. Como ayuda-memoria para mí mismo, digo que estos versos tuvieron su “vernissage” internacional en la plaza que está frente a la antigua iglesia de Purmamarca, allí donde hay un enorme algarrobo, en la quebrada de Humahuaca, en la provincia argentina de Jujuy, no lejos de la frontera con Bolivia, el 28 de marzo del 2010 por la noche. Digo vernissage “internacional” porque había un grupo de turistas europeos. Un mochilero argentino que tocaba la guitarra me acompañó con la música. Antes de empezar a recitar hice un breve resumen del origen del poema tras lo cual algunos de los circunstantes empezaron a aplaudir, hasta que uno de ellos que estaba menos fumado y/o menos ebrio les dijo: “Todavía no empezó”.

Buenos Aires, jueves 2 de febrero del 2012

Guillermo



 
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