Hallar una sonrisa
Cuando sepas hallar una sonrisa
en la gota sutil que se
rezuma
de las porosas piedras, en la bruma,
en el sol, en el ave y en la
brisa;
cuando nada a tus ojos quede inerte,
ni informe, ni incoloro, ni
lejano,
y penetres la vida y el arcano
del silencio, las sombras y la
muerte;
cuando tiendas la vista a los diversos
rumbos del cosmos, y tu
esfuerzo propio
sea como potente microscopio
que va hallando invisibles
universos,
entonces en las flamas de la hoguera
de un amor infinito y
sobrehumano,
como el santo de Asís, dirás hermano
al árbol, al celaje y a
la fiera.
Sentirás
en la inmensa muchedumbre
de seres y de cosas tu ser mismo;
serás todo
pavor con el abismo
y serás todo orgullo con la cumbre.
Sacudirá
tu amor el polvo infecto
que macula el blancor de la azucena,
bendecirás
las márgenes de arena
y adorarás el vuelo del insecto;
y besarás el garfio
del espino
y el sedeño ropaje de las dalias...
y quitarás piadoso tus
sandalias
por no herir a las piedras del camino.
Enrique González Martínez
La Casita de Cherry