Al
principio las aves vacilaron, pero pronto obedecieron. Intentaron levantar las
alas con sus picos, pero eran demasiado pesadas. Luego intentaron tomarlas con
sus garras, pero eran demasiados grandes. Por fin una de las aves logró levantar
las alas sobre sus hombros donde era posible llevarlas.
Poco
tiempo después, les comenzaron a crecer y pronto se habían pegado a sus cuerpos.
Una de las aves comenzó a mover sus alas y se elevó por los aires. Muy pronto
las demás siguieron su ejemplo. Lo que antes había sido una pesada carga, ahora
se había convertido en el instrumento que les permitía ir a donde antes no
podían, cumpliendo de estar manera el destino para el cual fueron
creadas.
Los
deberes y las responsabilidades que como padre te han sido confiados, son muchos
y valiosos. A veces te sentirás como que no podrás llegar a ver el próximo día,
y mucho menos el próximo año.
Las
noches sin poder dormir a causa de la alimentación del bebé y los cólicos, esos
interminables días durante la etapa de los terribles años, las tareas escolares,
conferencias de padres, la preadolescencia y los adolescentes; todo esto en
combinación puede parecer una inmensa carga. Sin embargo, debes recordar la
leyenda de las aves y sus alas, y reconocer que Dios siempre estará de tu
lado.
Dios
no requerirá más de ti como padre, de lo que Él mismo te ayudará a
hacer.
Lucas 1:37
Porque nada hay imposible para
Dios.
de
la red