Amor
Mujer,
yo hubiera sido tu hijo,
por beberte
la leche de los senos como
de un
manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado,
y tenerte
en la risa de
oro y la voz
de cristal...
Por sentirte en mis venas
como Dios en los
ríos
y adorarte en los tristes huesos
de polvo y cal,
porque tu ser
pasara sin pena
al lado mío
y saliera en la estrofa --limpio
de todo
mal--.
¡Cómo
sabría amarte, mujer
cómo sabría amarte,
amarte como nadie
supo
jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte
más....
Pablo Neruda