Tú te sembraste dentro de mí con unos toques de tus manos que llegaron como profundos besos a este corazón que de ti ya estaba enamorado.
Esos toques me abrieron caminos de ilusiones donde bellos pájaros volando me cantaban de ti y de la felicidad que tendrían tus abrazos para mí.
Esos toques hablaron de una dulce esperanza donde no hay oscuridad, pero sí clara luz acompañada de un nuevo destino si lo quisieras tú.
Esos toques me dijeron el secreto del silencio que no se atrevía a articular yo ni tampoco tú porque me controla el mismo amor que vas sintiendo tú.
Esos toques te han hecho reina de mis versos al llevarse el corazón y el alma que ya no están en mí, y creo besarte mucho y locamente al escribirte a ti.
(Juan Antonio Rodriguez, hijo
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