Maneras de amarnos
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Dejemos de criticarnos
Este es
quizás el punto más importante. Si nos decimos a nosotros mismos que, pase lo
que pase, estamos bien y valemos, podemos cambiar con facilidad nuestra vida.
Pero si nos decimos que estamos mal, nos resultará enormemente difícil lograrlo.
Todos cambiamos, todos. Cada día es un nuevo día y hacemos las cosas de manera
algo diferente a como lo hicimos el día anterior. Nuestra capacidad para
adaptarnos y avanzar con el proceso de la vida es nuestro poder. En cierta
manera todos nos sentimos inseguros, porque somos humanos. Aprendemos a no
pretender que somos perfectos. La necesidad de ser perfectos sólo nos crea una
enorme presión, y nos impide ver los aspectos de nuestra vida que necesitan
curación. En lugar de eso podríamos descubrir nuestras aptitudes creativas,
nuestra individualidad, y valorarnos por esas cualidades que nos distinguen de
los demás. Cada uno de nosotros tiene un papel único que desempeñar en la
Tierra, papel que oscurecemos al criticarnos.
·
Dejemos de asustarnos
Muchos
de nosotros nos llenamos de miedo con pensamientos aterradores, logrando con
ellos hacer las situaciones peores de lo que son. Cogemos un pequeño problema y
lo transformamos en un monstruo gigantesco. En una forma terrible de vivir,
siempre a la espera de que ocurra lo peor en nuestra vida. ¿Cuántos de ustedes
se van a la cama por la noche imaginándose el peor de los guiones posibles para
un problema? Eso es lo mismo que hace un niño pequeño cuando se imagina que hay
monstruos debajo de la cama y se asusta por ello. Si haces esto, no es raro
entonces que no puedas dormir. Cuando eras pequeño necesitabas que tu madre o tu
padre vinieran a tranquilizarte. Ahora que eres adulto sabes que tienes la
capacidad de tranquilizarte a ti mismo. Esto suelen hacerlo las personas
enfermas. Con frecuencia se imaginaban lo peor, si es que no están ya planeando
sus funerales. Si habitualmente repasas en tu mente situaciones o pensamientos
negativos, busca la imagen de algo con lo que verdaderamente te gustaría
reemplazarlos. Podría ser un hermoso paisaje, una puesta de sol, flores, algún
deporte, o cualquier cosa que te guste.
Utiliza esa imagen como un "interruptor" cada vez
que te des cuenta de que tienes pensamientos de miedo. Di: "No, ya no voy a
pensar en eso. Voy a pensar en puestas de sol, en rosales, en hermosos saltos de
agua", según cual sea tu imagen. Si lo haces así, finalmente superarás la
costumbre, aunque es algo que requiere mucha práctica.
Seamos
amables, cariñosos y pacientes con nosotros mismos.
Con
mucho humor Oren Arnold escribió: "Querido Dios, te ruego que me des paciencia.
¡Y la quiero ahora mismo!". La paciencia es una herramienta muy potente. La
mayoría sufrimos de la expectativa de la gratificación inmediata. Queremos que
todo suceda enseguida. No tenemos paciencia para esperar nada. Nos irritamos si
tenemos que esperar en una cola o si estamos atascados en un embotellamiento.
Queremos todas las respuestas y todos los bienes ahora mismo, ya. Con muchísima
frecuencia hacemos desgraciadas a otras personas con nuestra impaciencia. La
impaciencia es una resistencia a aprender, deseamos tener las respuestas sin
aprender la lección o sin dar los pasos necesarios.
Piensa
en tu mente como si fuera un jardín. Para empezar, un jardín es un trozo de
tierra. Puede que él haya muchas zarzas de odio a uno mismo y piedras de
desesperación, rabia y preocupación. Hay un viejo árbol llamado miedo que
necesita una buena poda o que lo corten. Una vez hayas limpiado bien el terreno
y abonado la tierra, siembra algunas semillas de alegría y prosperidad. El sol
brilla sobre tu jardín, y tú lo riegas, lo abonas y lo cuidas amorosamente. Al
principio no se ve que suceda gran cosa. Pero tú no te detengas, continúa
cuidando tu jardín. Si tienes paciencia, las plantas crecerán y se llenarán de
flores. Lo mismo sucede en tu mente: tú seleccionas los pensamientos que vas a
cuidar, y si tienes paciencia, verás cómo crecen y contribuyen a crear el jardín
de experiencias que deseas.
Aprendamos a ser cariñosos con nuestra
mente
No nos
odiemos por tener pensamientos negativos. Podemos considerar que estos
pensamientos nos "construyen", y no que nos "derriban". No tenemos por qué
culparnos por tener experiencias negativas. Podemos aprender de ellas. Ser
cariñosos con nosotros mismos quiere decir dejar de culparnos, dejar de
sentirnos culpables, acabar con todo castigo y con todo dolor.
Elogiémonos
Este es
el paso siguiente. La crítica deprime al espíritu; el elogio lo levanta.
Reconoce tu Poder, reconoce a tu Yo. Todos somos expresiones de la Inteligencia
Infinita. Cuando te desprecias, desprecias al Poder que te ha creado. Empieza
por cosas pequeñas. Dite a ti mismo que eres una persona maravillosa. Si lo
haces una vez y dejas de hacerlo, no funciona. Continúa, aunque sea un minuto
cada vez. Créeme, a medida que lo vas haciendo resulta más fácil. La próxima vez
que hagas algo nuevo o diferente, o algo que comienzas a aprender y no sabes muy
bien cómo hacerlo, proporciónate aliento y apoyo.
Amarnos
significa apoyarnos
Acude a
tus amigos y permíteles que te echen una mano. En realidad, es una muestra de
fortaleza pedir ayuda cuando se la necesita. Son demasiadas las personas que han
aprendido a ser autosuficientes. No pueden pedir ayuda porque su ego de lo
prohíje. En lugar de intentar hacerlo todo solo y enfadarte porque no lo
consigues, la próxima vez pide ayuda.
Amémonos
ya, ahora mismo
No
esperes a haber arreglado las cosas para amarte. La insatisfacción contigo mismo
es una pauta habitual. Si logras sentirte satisfecho contigo mismo ahora, si
puedes amarte y aprobarte ahora, entonces serás capaz de disfrutar de lo bueno
cuando venga. Una vez que aprendas a amarte a ti mismo, comenzarás a amar y a
aceptar a los demás. No podemos cambiar a otras personas, de modo que dejémoslas
en paz. Gastamos muchísima energía intentando hacer que los demás cambien. Si
empleáramos la mitad de esa energía en nosotros mismos, podríamos llegar a
actuar de otra manera, y entonces los demás reaccionarían también de modo
diferente.
a/d
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