No tengo duda de la infinita ternura que llevas en el alma. De la paz que refleja tu cara y la dulzura al responder mis palabras. ¡Porque las haces tuyas! ¡Y con ellas, me hago tuyo! ¡Me siento tuyo! Y la mente me lleva por corrientes diferentes, me traicionan los sentidos y sin decirte nada lo callo por el respeto que siento por las damas. ¡Pero bien sabes que me encantas! ¡Porque te adiviné exacta! Suave y transparente como el agua y tibia para calentarme el alma... ¡Y me surge la bestia! ¡La que despiertan los instintos! ¡El ardiente deseo de tocarte y arrancarte mil gemidos! ¡Y rompo las barreras del tiempo y la distancia! ¡Y en mis delirios te hago mía! ¡Si! ¡Mía! De la forma más bella y delicada y me vuelvo viento que desflora tu rosa, río que alisa tus rocas y otoño que tira tus hojas...