AFERRARSE A LA VIDA
Un colibri herido que cuidé por 3 semanas,
lo tuve en mis manos y se aferraba a ellas con fuerza.
Fueron 3 intentos fallidos para que el
volviera a su libertad, parecía no
querer irse, alegría y tristeza.
La cuarta vez fue hermosa y triste.
Antes de emprender vuelo
hizo 3 paradas, sin salir de mi
jardinera, luego vi como volaba
hacia el arbol mas cercano,
tenía lagrimas en los ojos, mientras me
las sequé, en ese instante lo perdi de vista,
pero supe que estaría bien
en su ambiente, en libertad.
Lo he visto en contadas ocasiones
alimentándose de unas flores
que tengo en el jardín,
es emocionante verlo.
Se preguntarán como lo reconozco, por las granjas
negra y blanca de su pecho y por
no tener miedo a mi presencia.