EL POETA A SU AMADA
Amada, en esta noche tú te has crucificado sobre los dos maderos curvados de mi beso,
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado, y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.
En esta noche rara en que tanto me has mirado, la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esta noche de septiembre se ha oficiado mi segunda caída y el más humano beso.
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos; se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.
Y ya no habrán reproches en tus ojos benditos;
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura los dos nos dormiremos, como dos hermanitos
CESAR VALLEJO
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