Tras unas difíciles relaciones cuando el ahora papa era arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, Kirchner se reunió con él mientras sus compatriotas observan con atención sus primeros pasos de pontificado.
El papa Francisco se enfrentó tenazmente cuando estaba en Argentina a un creciente movimiento de derechos de las minorías que alcanzó su pico máximo en 2010 con la aprobación de la ley de matrimonio homosexual, en un país de mayoría católica que tras la dictadura (1976-83) comenzó a sacudirse su impronta conservadora.
A contramano del fervor que provocó en Argentina el inicio del pontificado de Jorge Bergoglio, una luz de alerta se encendió entre organizaciones de gays y lesbianas y grupos feministas que impulsan la despenalización del aborto.
"La designación de Bergoglio nos sorprendió y nos preocupó bastante porque tuvo una posición muy negativa respecto del matrimonio igualitario", dijo este miércoles a AFP María Teresa Bosio, presidenta de la ONG Católicas por el Derecho a Decidir, que trabajan por el aborto y los derechos sexuales y reproductivos.
Bosio, 48 años, dijo que se consideran parte de ese credo pero "disidentes y por una Iglesia más plural" aunque admitió que el Papa forma parte "de un sector menos recalcitrante de la Iglesia frente a lo que representa el Opus Dei".
No obstante, dijo que descree del "margen de maniobra que tendrá dentro de la rigidez de esa estructura" y lo comparó con Barack Obama en Estados Unidos.
"Obama, al ser negro y demócrata había generado mucha ilusión pero finalmente estuvo sujeto a una estructura de poder", agregó esta docente de Trabajo Social en la estatal Universidad Nacional de Córdoba (centro del país).
Tras el oscurantismo dictatorial (1976/83), los argentinos accedieron al divorcio en 1984, durante el gobierno de Raúl Alfonsín (1983/89), cuando otros 150 países en todo el mundo ya gozaban de ese derecho.
En cambio, el presidente peronista conservador Carlos Menem (1989/99) declaró en 1998 al 25 de marzo como el Día del Niño por Nacer, en una cruzada contra del aborto.
Pero en los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y de su esposa y sucesora Cristina Kirchner se abrió una etapa de profundización de los derechos de las minorías sexuales, como la aprobación del matrimonio igualitario (2010), que permite el casamiento de personas del mismo sexo, r y de identidad de género (2012), que permite a travestis y transexuales registrar su nombre con el sexo elegido.
Argentina con 75% de la población de 40 millones que se reconoce católica, fue el primero en América latina en sancionar la ley de Matrimonio Igualitario.
Las organizaciones feministas se plantean otro duro debate, ahora por el aborto, aunque de complicado desenlace debido a que la presidenta Kirchner coincide con Francisco en no despenalizar esa práctica.
Pese a su prohibición, en Argentina se realizan al año unos 500.000 abortos clandestinos, en las que mueren un centenar de mujeres, según estimaciones oficiales.
Durante el debate en el Congreso, el entonces arzobispo de Buenos Aires sostuvo en una carta a religiosas que con la ley del matrimonio igualitario "está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios"(...)"Aquí también está la envida del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra. No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una 'movida' del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios".
"Bergoglio significa la expresión más clara del fundamentalismo religioso en relación a los derechos humanos y la identidad de género", advirtió a la AFP Pedro Paradiso, dirigente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).
Desde la sanción de la ley, una veintena de parejas de homosexuales se casaron y otras 50 están anotados para hacerlo, según datos de finales de 2012.
"El Papa nos definió como un movimiento del demonio, hizo una cruzada contra nosotros", denunció este activista que descree de la imagen más compasiva del pontífice: "Con el Papa están vendiendo un producto de un personaje que ya conocemos", dijo.
Según Paradiso, "Bergoglio tiene la posibilidad de cambiar y pedir perdón, si no, es más de lo mismo. Es importante para los católicos argentinos pero para nuestra agenda sabemos lo que tenemos enfrente: una iglesia misógina y machista".
La tenacidad de Bergoglio para enfrentar esas reivindicaciones de las minorías, se debió a que "en el debate interno de la Conferencia Episcopal Argentina (que nuclea a los obispos), ganó el ala dura, la más conservadora", estimó Bosio.
"La Iglesia argentina está muy desprestigiada, la única que no ha reconocido abiertamente su rol cómplice con la dictadura y con los pederastas", agregó Estela Díaz, de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) e integrante de la Campaña por el Derecho al Aborto.
Además de señalarlo por desproteger a dos sacerdotes jesuitas en la dictadura, lo que él negó, los críticos del Papa lo acusan de no haber condenado al cura Julio Grassi, sentenciado en 2009 a 15 años de prisión por abuso sexual de menores en un hogar que dirigía.
La Iglesia tampoco se pronunció sobre el excapellán policial Christian Von Wernich, condenado en 2007 a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura.