PADRE NUESTRO
Padre nuestro, que nos has creado, arrancándonos como un destello
de tu corazón de oro. Que estas en los cielos, que estas en los cielos limitados
de cada dolor y de cada enfermedad.Que estas en la sangre que se derrama.
Que estas en el cielo sin distancias del amor.
Santificado sea tu nombre, santificado y repetido con orgullo, con la satisfacción
del hijo del poderoso.
Venga a nosotros tu Reino y llegue a los hombres la sombra de tu sabiduría.
Venga a nosotros la brisa que impulsa la vela, venga pronto la señal de tú hijo.
Vengan pronto a nosotros las otras verdades de tu Reino.
Hágase tu voluntad en la Tierra y en los cielos y que el hombre sepa comprenderlo.
Que los espíritus conozcan que nada muere o cambia sin tu conocimiento.
Que no perdamos el sentido de tu última palabra “Amaos”.
Hágase tu voluntad , aunque no la entendamos.
El pan nuestro de cada día danos hoy. Danos el pan de la paciencia y del reposo.
Danos el pan del valor y de la justicia y el fuego y la sal de la compañía,
también el llanto que limpia.
Danos Padre, el rostro sin rostro de tu imagen, y perdona nuestras deudas.
Disculpa nuestros errores como el padre olvida la torpeza de su hijo.
Perdona las tinieblas y el trueno de las calumnias.
Perdona nuestra pesada carga de desconfianza.
Perdona nuestro pasado y nuestro futuro
Y no nos dejes caer en tentación de la riqueza ni en la miseria y estrechez de espíritu.
Líbranos Padre de toda certidumbre y seguridad materiales.
Amen.
J.J. Benítez “El Caballo de Troya. Tomo IV, pag 135-136”