El Corazón
Sana tu corazón tómalo con tus manos,
no temas, no le pasará nada.
Así como sanan las heridas que se hacen
los niños al jugar, así puedes también sanarlo.
Y es que las heridas del corazón
se hacen jugando al amor,
pero como no sabemos protegerlo lo lastiman.
Sana tu corazón, con el milagro del perdón
y el bálsamo del olvido,
¡verás cómo volverá a quedar como nuevo!
Pásale la mano suavemente, para que al tacto,
notes las espinas que se hallen incrustadas
casi invisibles.
Arráncalas una a una, con sumo cuidado,
porque habrá algunas que tienen tanto tiempo,
que ya encarnaron, y el corazón se resistirá a soltarlas,
creyendo que son parte de él.
Revísalo bien y cuando estemos seguros que
ya está libre de penas de amores fallidos,
de lastimaduras de quienes amamos,
pongámoslo de nuevo en su lugar.
Escúchalo latir, ponle atención a su nueva canción,
déjalo que sea importante en tu vida.
¡Verás que fácil es!
Solo déjame advertirte algo,
¡Espera, aun no termino!
¡Dios! esa mirada en ti.
Demasiado tarde,
no lo dije lo suficientemente rápido.
¡Ese corazón se volvió a enamorar!
¡Bueno, que esperaba!
es lo mejor que sabe hacer.
¡Hacernos sentirnos vivos!
Así que......Fuera Tristeza…
¡Que viva el amor!
Solo nos resta decir quedito casi inaudible,
con más esperanza que convicción.
¡Señor Dios! Que este buen corazón mío,
no me vaya a meter en problemas...
Amen.
Autor: Sergio Pérez Castañeda